jueves, 14 de noviembre de 2013

EVALUACIÓN EN LA EDUCACIÓN FÍSICA

EVALUACIÒN  EN LA EDUCACION FISICA
1. Introducción
    La evaluación supone un proceso de cambio con una intencionalidad o finalidad. En Educación Física el movimiento se ha considerado un atributo del cuerpo y debe entenderse como el resultado de la relación existente entre la motricidad y el psiquismo. Por la intervención de la psique el movimiento se convierte en gesto, en conducta, es decir en portador de intencionalidad, de significación.
    Entendemos, por tanto, la Educación Física como la educación del cuerpo a través del movimiento. Las conductas motrices contribuyen al desarrollo físico, intelectual, afectivo, social y motor de los niños.
    La actividad física ha de convertirse en una conducta motriz, en una ejercitación consciente e integral de sí mismo que se manifiesta en forma de comportamientos motrices observables de modo que nos permita evaluar el desarrollo global de la persona.
    Entre las áreas del currículo la Educación Física posiblemente sea la que permite el desarrollo de mayor número de los objetivos generales de la Educación Primaria. Por tanto en nuestra evaluación deberemos utilizar los medios e instrumentos que nos posibiliten comprobar los progresos alcanzados en todos los ámbitos del desarrollo integral el alumno.
    La evaluación debe ser entendida como una práctica reflexiva que nos permita comprender mejor lo que sucede en el escenario educativo. También nos ha de permitir investigar sobre nuestra propia práctica. Por tanto la evaluación nos debe servir para acumular el mayor numero de información sobre un alumno y sobre todos los aspectos que determinan el proceso de aprendizaje.
    En Educación Física la evaluación posee una serie de peculiaridades que se han de tener en cuenta:
·         El carácter lúdico que la actividad físico-deportiva posee hace que los objetivos que se plateen sean de satisfacción personal. Generar actitudes positivas y duraderas es una meta a largo plazo, luego no debemos obsesionarnos con objetivos inmediatos.
·         La estrecha relación entre motricidad y desarrollo evolutivo desvirtúa los éxitos conseguidos por el profesorado.
·         Las condiciones en que se desarrolla el área: número de alumnos, tiempo disponible, necesidad de instrumentos o condiciones específicas y la imposibilidad de evaluar de forma masiva pueden restar eficacia a la evaluación. Por tanto es necesario abordar estas condiciones con criterios realistas, debemos seleccionar instrumentos que por su economía, facilidad de aplicación, fluidez en la organización y calidad de la información recogida alteren menos el ritmo de clase.
·         Ha de compaginar las apreciaciones subjetivas con las objetivas, tanto unas como otras pueden alterar la información. Los objetivos actitudinales pueden perderse en la subjetividad y la práctica exclusiva de pruebas objetivas reduce el progreso del alumno frente a la norma.
·         La ausencia de un contenido estable definido y uniforme hace que se imparta sustancialmente de forma diferente según las circunstancias del entorno.


2. El proceso evaluativo
    Si entendemos la evaluación dentro de un marco de ayuda o mejora del proceso de enseñanza, debemos concretar qué aspectos nos van a ser útiles:
·         El rendimiento del alumno: se trata de que el niño reconozca sus capacidades y habilidades y su desarrollo con respecto a sí mismo y a los demás.
·         Diagnosticar: el conocimiento del nivel inicial del alumno es clave para describir su progreso o desarrollo. Deberemos prever diagnósticos genéricos a principio de un curso y específicos al inicio de una unidad didáctica.
·         Valorar la eficacia del sistema de enseñanza: lo cual implica que se han de evaluar todas las fases de la acción didáctica.
·         Pronosticar las posibilidades reales de los alumnos: aspecto muy importante si no se quieren planificar objetivos difíciles de lograr o bien tender a comparar el logro de un niño con los otros.
·         Corregir y motivar a los alumnos: cuando un niño es informado sobre sus logros y sus errores siente que el profesor está atento a la marcha de su trabajo. La corrección constructiva es el elemento de evaluación inmediata más potente que poseemos. La alabanza mesurada constituye un elemento muy motivador para el niño.
·         Agrupamientos: la gran variedad de tipos de agrupamientos que se generan con las actividades que realizamos con nuestros alumnos nos permiten múltiples situaciones convivenciales que deben ser observadas y evaluadas.
·         La calificación: su objeto es el informar a los padres y a los alumnos sobre el proceso de aprendizaje. Si bien en el boletín que se entrega a los padres suelen aparecer expresiones concretas, en él se han de dar al menos la información de todos los aspectos evaluados y que dé pie para que en una labor de tutoría el profesor pueda posteriormente completar dicha información.
·         Los alumnos deben participar en la evaluación: de forma que se sientan partícipes de su propio proceso de enseñanza y le permita adquirir una actitud crítica y responsable. Aprovechamos este momento para desarrollar una capacidad más, porque la evaluación constituye otra situación de aprendizaje y no un elemento estanco dentro de nuestras programaciones.
·         La evaluación ha de ser continua: consiste en una atención continuada a todas las manifestaciones de los alumnos, que nos sirva para comprobar y mejorar la acción educativa. Se parte de una situación inicial y se pretende conseguir cambios en la conducta del alumno. Pero a estos cambios no se llega de forma inmediata, sino por etapas, Cada etapa presenta unos objetivos concretos y el logro de estos condiciona los objetivos finales.

3. Instrumentos de evaluación
    En Educación Física se habla de dos grandes tipos de valoración: objetiva y subjetiva; y de dos técnicas de valoración o medición: cuantitativas y cualitativas.
    Dada la diversidad de actividades que tienen cabida en el currículo de la Educación Física no es imprescindible la utilización de ambos tipos.
    Siguiendo las bases de la evaluación continua, el seguimiento de los alumnos se llevará a cabo registrando la información en una ficha para toda la etapa de enseñanza primaria. En ella aparecerán informaciones referentes a:
·         Datos de escolarización.
·         Observaciones médicas.
·         Evolución antropométrica.
·         Desarrollo de habilidades y destrezas motoras
·         Desarrollo de hábitos y actitudes psicoafectivas y sociales
·         Resumen de las evaluaciones realizadas
·         Asistencia
·         Registro de incidentes y sucesos a lo largo de la escolaridad
·         Registro de las acciones tutoriales realizadas tanto con el alumno como con los padres.
    A continuación veamos cómo se valorarán y qué instrumentos se utilizarán para cada uno de los ámbitos que se han de evaluar:
Ámbito motor
·         Estructuras: sabemos que el correcto funcionamiento de las estructuras es decisivo en cualquier manifestación motriz. En este sentido anualmente procederemos a medir y pesar a los alumnos con el fin de constatar una evolución normal. Para ello es interesante dentro de nuestra labor investigadora que tracemos un gráfico por edades y sexos de los datos recogidos. De igual modo comparando las sucesivas generaciones de alumnos que vamos teniendo podremos obtener un perfil evolutivo. Si bien las tablas pediátricas son interesantes, no lo es menos cuando a los padres se le informa comparando a sus hijos con los de su entorno, Pero más importante que saber si el niño es alto o bajo, lo que nos importa es informar a los padres si va creciendo los centímetros que ha de crecer y si la relación con el peso es adecuada o no.
·         Cualidades físicas: se realizará una valoración cualitativa en base al análisis desde dos perspectivas:
* Progreso del alumno respecto a sí mismo
* progreso del alumno respecto al grupo
    No debemos caer en la tentación de realizar una evaluación centrada exclusivamente en este ámbito utilizando los típicos test con criterios de medición cuantitativa y normativa. Muchos profesores los utilizan con el ánimo de darle una valoración objetiva al área. Con ello se pierde el control del desarrollo individual de cada alumno, además de ser un instrumento de poca fiabilidad. Con dos o tres sesiones semanales, y con las circunstancias que pueden incurrir a la hora de la medición: climatológicas, estado de ánimo, enfermedad, argucias de los alumnos para mejorar su nota, realización de más o menos actividad física fuera del horario escolar… y sobre todo que la mejora viene generalmente más producto del desarrollo madurativo que de la intervención docente.
·         Habilidades motrices: se han de evaluar tanto el nivel de habilidad como el grado de aplicación a situaciones reales de juego. La observación y su registro en listas de control es el mejor instrumento de evaluación. Es conveniente secuenciar de forma sistemática la calidad y precisión de cada una de las habilidades para poder tener una información certera del nivel de capacidad de cada alumno y registrar los avances de cada uno.

Ámbito afectivo- social
    No cabe duda que éste es el ámbito más difícil de valorar de forma sistemática, y generalmente se deja a la apreciación subjetiva del docente. Si hemos considerado que a través de la Educación Física se generan múltiples situaciones de aprendizaje y por la propia especificidad del área se pueden observar gran cantidad de actitudes en los alumnos, en referencia a sí mismo y en su relación con los demás, no podemos desaprovechar la oportunidad de intervenir actuando y registrándolas. Para ello sería conveniente elaborar listas de control para llevar un seguimiento de actitudes y hábitos. Tan importante o más es que el alumno sepa qué actitudes van a ser valoradas y ellos mismos participen en el registro, de manera que tomen conciencia de su importancia, que el seguimiento sistemático en si. En este sentido en el marco escolar y en el desarrollo de nuestra área estas podrían ser las actitudes a valorar:
·         Respeto de las reglas
·         Deportividad: saber ganar y perder
·         Aseo personal tras la actividad física
·         Juega con niños del otro sexo
·         Esfuerzo personal
·         Respeto a los compañeros
·         Interrupciones de clase
·         Respeto del material e instalaciones
·         Realización de actividad física convenientemente equipado
·         Seguridad y confianza en sí mismo
·         Espontaneidad
·         Valoración del trabajo bien realizado
·         Actitud crítica
·         Etc.
Ámbito cognitivo
    En éste ámbito lo que podemos ponderar son aspectos referentes a:
·         Conocimientos generales que se derivan del marco teórico del área. La Educación Física es movimiento y a través de él se desarrollan todos los aspectos de la formación integral del alumno, pero soy consiente de que hay muchos Centros que carecen de instalaciones cubiertas para cuando el clima es desfavorable. En estos casos se pueden tratar temas relacionados con la salud o el deporte. Para ello se pueden utilizar pruebas objetivas de forma ocasional, o la realización de trabajos de investigación.
·         La observación de la conducta motriz del niño, o sea del ejercicio consciente de un movimiento inteligente, en cuanto percibe, toma una decisión y la ejecuta, Se podrá observar fundamentalmente a través del juego.
·         El desarrollo creativo y estético manifestado a través de la expresión corporal. Atendiendo la originalidad, la fluidez, la flexibilidad y la estética de sus conductas derivadas de la relación cuerpo y movimiento como medio de expresión. Observaremos conductas previamente fijadas.

4. Evaluación del proceso
    Generalmente los docentes tendemos sólo a evaluar a los niños, achacándoles los fracasos a ellos y poniéndonos medallas con sus éxitos. Pero realmente para el proceso de enseñanza-aprendizaje intervienen diversos factores que se han de evaluar de igual modo. La administración educativa suele realizar evaluaciones globales de forma esporádica, a los profesores no suelen agradarle ni los resultados suelen mejorar la práctica educativa. Por tanto debemos ser nosotros mismos quienes en un ejercicio de autoanálisis pongamos en tela de juicio nuestra labor personal y la de nuestro Centro Educativo.
    A los alumnos como protagonistas de este proceso hay que darle participación. ¿Tan difícil es asumir nuestra responsabilidad? Con nuestras virtudes y defectos debemos afrontar la opinión de los niños. Posiblemente realizar cambios drásticos sea complicado, pero si nos lleva a mejorar algo nuestra práctica iremos avanzando y ellos valorarán nuestro esfuerzo. Con sencillos cuestionarios podremos conocer que piensan nuestros alumnos de nosotros, de nuestra forma de ser y de impartir las clases, de los juegos o deportes que utilizamos, de cuales son sus intereses, de qué aspectos debemos mejorar.
    Llevando un diario de clase podremos analizar al final del curso, cuantas sesiones hemos realizado, las que no se han dado por cuestiones imprevistas, que grado de aceptación o de intensidad han tenido cada una de las sesiones, en definitiva nos sirve para realizar una memoria que nos sirva para readaptar nuestra programación al año siguiente. En la búsqueda de la mejora estará el perfeccionamiento del proceso de aprendizaje.

5. La recuperación
    Se entiende como un proceso que consta de varias vías, en función de la atención que se deba dar, de forma particular, a cada niño o grupo dependiendo de sus carencias o dificultades:
·         Si el error puede subsanarse en la propia dinámica de la clase, se debe realizar de forma inmediata (retroalimentación)
·         Cuando la deficiencia es mayor como consecuencia de un retraso madurativo leve, no hemos de preocuparnos en exceso porque disponemos de varios años para el logro de los objetivos. Recordemos que nuestras metas son a largo plazo.
·         En caso de retrasos motores moderados o severos, alumnos con necesidades educativas especiales, se deberán tomar medidas concretas para que alcancen el máximo desarrollo dentro de sus posibilidades. Para ello además de las sesiones con el resto de los compañeros se deberían realizar otras de apoyo individualizadas. La motricidad es tan necesaria para un niño con necesidades educativas especiales como el leer y escribir. Si para éstos aprendizajes existen apoyos en nuestros Centros, por qué no en Educación Física.



jueves, 4 de abril de 2013

IMÁGENES HIDRATACIÓN



HIDRATACIÓN ANTES, DURANTE Y DESPUÉS DEL EJERCICIO


El agua es un excelente medio de transporte de nutrientes,  gases y productos de desecho metabólico del organismo. También interviene en las diversas reacciones que ocurren a nivel intracelular.
Durante el ejercicio, la actividad muscular genera mucha energía calórica, pero, a pesar de ello, la temperatura corporal general se mantiene con cambios casi imperceptibles debido al eficiente mecanismo de termorregulación. Aquí el agua participa como un gran transportador de calor hacia la piel logrando así el enfriamiento del cuerpo. Esto se hace a través de la evaporación del calor, el vapor que se elimina durante la espiración y por la piel por perspiración (expulsión de vapor) insensible.
Por medio del sudor no solo se pierde agua –proveniente principalmente del espacio extracelular- sino también electrolitos, sodio mayoritariamente y también potasio. La pérdida de líquido durante el ejercicio se produce cuando: a) La deshidratación que se produce cuando la pérdida de líquido durante el ejercicio es mayor a la ingesta.
 B) cuando la hidratación previa al ejercicio no es óptima (hipohidratación).
Esto lleva, por un lado, a la disminución del rendimiento deportivo (por aumento del trabajo cardíaco y por el deterioro funcional de la masa muscular y de los tendones). Por otro, la deshidratación puede ser causa de calambres, contracturas, lipotimia (sensación de desvanecimiento con palidez y sudoración) y un mayor riesgo de lesiones musculotendinosas.
La euhidratación (hidratación adecuada) previa al ejercicio asegura una correcta funcionalidad y rendimiento muscular. Se recomienda ingerir entre 400 a 600 ml de líquido en un lapso de dos a tres horas antes de iniciar. Esto permitirá que el funcionalismo renal equilibre el volumen de agua y la osmolaridad en los diferentes compartimientos del organismo.
Durante el ejercicio la adecuada ingesta de líquido busca mantener un equilibrio hidroelectrolítico en positivo. A partir de los treinta minutos de ejercicio es necesario compensar la pérdida de líquido, luego de la hora, es imprescindible. Se recomienda la ingesta de 150 a 350 ml de líquido a intervalos de 15-20 minutos con una concentración de sodio de 20-30 mmol x l para evitar la hiponatremia (baja de sodio) desde el inicio del ejercicio. En ejercicios de gran intensidad o de larga duración se aconseja la adición de carbohidratos (glucosa o fructosa) con la finalidad de mantener la oxidación de la glucosa, mantener sus niveles séricos, evitar la fatiga e inducir la resíntesis muscular de glucógeno. La temperatura adecuada del líquido es entre 10 y 15 grados centígrados. Temperaturas por encima o por debajo de este rango entorpecen la absorción. Bebidas muy frías podrían causar un shock térmico (con sensación de desvanecimiento o lipotimia).
Por último, la hidratación posterior al ejercicio tiene como objetivo la recuperación de la función muscular y del equilibrio hídrico y de electrolitos. Esta recuperación del líquido corporal se debe realizar en el lapso de las dos horas que siguen al ejercicio. Se debe ingerir de líquido al menos 150% de la pérdida de peso con una concentración de sodio entre 50-60 mmol x l para mantener la osmolalidad. El agua corriente no es la bebida ideal para la rehidratación post ejercicio porque disminuye la osmolalidad, la concentración de sodio y aumenta la diuresis. Cuando se ingiere una sustancia con adecuadas concentraciones de carbohidrato, sodio, potasio y cloruro, la diuresis es menor y el balance hidroelectrolítico semejante al nivel pre ejercicio se alcanza en menor tiempo.

HIDRATACIÓN EN LA ACTIVIDAD FÍSICA

HIDRATACIÓN EN LA ACTIVIDAD FÍSICA

La preparación física cumple un papel fundamental, y por ende como educador dentro del ámbito de la Educación Física y el Deporte, considero sumamente importante tener en cuenta algunos conceptos básicos sobre la hidratación en la actividad física – deportiva. La pérdida de agua durante la actividad física a través del sudor puede llevar a la deshidratación de los compartimientos de líquidos tanto intracelulares como extracelulares.

Esta pérdida depende de la intensidad del ejercicio realizado y de las condiciones ambientales (temperatura, humedad, velocidad del viento, entre otros)
Una deshidratación de solo el 1% del peso corporal total puede limitar la habilidad del cuerpo para liberar el exceso de calor corporal producido por la contracción de los músculos, esto lleva a una elevación de la temperatura del cuerpo hasta niveles altos y peligrosos. También puede aumentar la tensión cardiovascular (elevación desproporcionada de la frecuencia cardíaca durante el ejercicio ) y puede llevar a la fatiga prematura disminuyendo el rendimiento.
Es común que las personas se deshidraten entre un 2%-6% de su peso corporal durante el ejercicio, principalmente en un ambiente caluroso.
La hidratación se debe utilizar como instrumento para la reducción del riesgo de lesión térmica.
Por otro lado tampoco existe educación y concientización por parte de los entrenadores y deportistas acerca de las ventajas de una hidratación adecuada, o un estímulo continuo para que los deportistas sigan un programa organizado de reemplazo de fluidos así como el pesaje previo y posterior a una actividad física para saber exactamente cuanto líquido reponer y por lo tanto aumentar la efectividad de la ingesta de líquidos.
Otro punto a tener en cuenta es lograr la fácil disponibilidad de las bebidas durante todo el tiempo de entrenamientos y competencias.
Aunque se ha observado malestar gastrointestinal en algunos individuos que han intentado beber cantidades equivalentes a sus pérdidas por sudoración. Esta respuesta parece ser individual, es decir que depende de la tolerancia de cada persona y no existe una relación clara entre el volumen de líquido ingerido y los síntomas de molestias gastrointestinales. Además, el no mantener la hidratación durante el ejercicio al no beber cantidades adecuadas de líquido podría contribuir también con síntomas gastrointestinales.
Por lo tanto, se debería estimular a los individuos a que consuman, durante el ejercicio, la máxima cantidad de fluidos que puedan tolerar sin tener molestias gastrointestinales intentando llegar a un equivalente de la pérdida por la sudoración.
Uno de los inconvenientes para cumplir estas recomendaciones es que generalmente, durante y después del ejercicio, las personas no consumen tanta agua como la que pierden por sudoración, y la ingesta voluntaria de agua solamente repone alrededor de dos tercios de la que se pierde en forma de sudor.
Todas estas alteraciones se evitan mediante una adecuada ingesta de líquidos antes de la actividad física y una adecuada reposición de fluidos durante y después de la actividad.