EVALUACIÒN EN LA EDUCACION FISICA
1. Introducción
La evaluación supone un proceso
de cambio con una intencionalidad o finalidad. En Educación Física el
movimiento se ha considerado un atributo del cuerpo y debe entenderse como el
resultado de la relación existente entre la motricidad y el psiquismo. Por la
intervención de la psique el movimiento se convierte en gesto, en conducta, es
decir en portador de intencionalidad, de significación.
Entendemos, por tanto, la
Educación Física como la educación del cuerpo a través del movimiento. Las
conductas motrices contribuyen al desarrollo físico, intelectual, afectivo,
social y motor de los niños.
La actividad física ha de
convertirse en una conducta motriz, en una ejercitación consciente e integral
de sí mismo que se manifiesta en forma de comportamientos motrices observables
de modo que nos permita evaluar el desarrollo global de la persona.
Entre las áreas del currículo la
Educación Física posiblemente sea la que permite el desarrollo de mayor número
de los objetivos generales de la Educación Primaria. Por tanto en nuestra
evaluación deberemos utilizar los medios e instrumentos que nos posibiliten
comprobar los progresos alcanzados en todos los ámbitos del desarrollo integral
el alumno.
La evaluación debe ser entendida
como una práctica reflexiva que nos permita comprender mejor lo que sucede en
el escenario educativo. También nos ha de permitir investigar sobre nuestra
propia práctica. Por tanto la evaluación nos debe servir para acumular el mayor
numero de información sobre un alumno y sobre todos los aspectos que determinan
el proceso de aprendizaje.
En Educación Física la
evaluación posee una serie de peculiaridades que se han de tener en cuenta:
·
El carácter lúdico que la actividad
físico-deportiva posee hace que los objetivos que se plateen sean de
satisfacción personal. Generar actitudes positivas y duraderas es una meta a
largo plazo, luego no debemos obsesionarnos con objetivos inmediatos.
·
La estrecha relación entre motricidad y
desarrollo evolutivo desvirtúa los éxitos conseguidos por el profesorado.
·
Las condiciones en que se desarrolla el
área: número de alumnos, tiempo disponible, necesidad de instrumentos o
condiciones específicas y la imposibilidad de evaluar de forma masiva pueden
restar eficacia a la evaluación. Por tanto es necesario abordar estas
condiciones con criterios realistas, debemos seleccionar instrumentos que por
su economía, facilidad de aplicación, fluidez en la organización y calidad de
la información recogida alteren menos el ritmo de clase.
·
Ha de compaginar las apreciaciones
subjetivas con las objetivas, tanto unas como otras pueden alterar la
información. Los objetivos actitudinales pueden perderse en la subjetividad y
la práctica exclusiva de pruebas objetivas reduce el progreso del alumno frente
a la norma.
·
La ausencia de un contenido estable definido
y uniforme hace que se imparta sustancialmente de forma diferente según las
circunstancias del entorno.
2. El proceso evaluativo
Si entendemos la evaluación
dentro de un marco de ayuda o mejora del proceso de enseñanza, debemos
concretar qué aspectos nos van a ser útiles:
·
El rendimiento del alumno: se trata de
que el niño reconozca sus capacidades y habilidades y su desarrollo con
respecto a sí mismo y a los demás.
·
Diagnosticar: el conocimiento del
nivel inicial del alumno es clave para describir su progreso o desarrollo.
Deberemos prever diagnósticos genéricos a principio de un curso y específicos
al inicio de una unidad didáctica.
·
Valorar la eficacia del sistema de
enseñanza: lo cual implica que se han de evaluar todas las fases de
la acción didáctica.
·
Pronosticar las posibilidades reales de los
alumnos: aspecto
muy importante si no se quieren planificar objetivos difíciles de lograr o bien
tender a comparar el logro de un niño con los otros.
·
Corregir y motivar a los alumnos: cuando un
niño es informado sobre sus logros y sus errores siente que el profesor está
atento a la marcha de su trabajo. La corrección constructiva es el elemento de
evaluación inmediata más potente que poseemos. La alabanza mesurada constituye
un elemento muy motivador para el niño.
·
Agrupamientos: la gran variedad de
tipos de agrupamientos que se generan con las actividades que realizamos con
nuestros alumnos nos permiten múltiples situaciones convivenciales que deben
ser observadas y evaluadas.
·
La calificación: su objeto es
el informar a los padres y a los alumnos sobre el proceso de aprendizaje. Si
bien en el boletín que se entrega a los padres suelen aparecer expresiones
concretas, en él se han de dar al menos la información de todos los aspectos
evaluados y que dé pie para que en una labor de tutoría el profesor pueda
posteriormente completar dicha información.
·
Los alumnos deben participar en la
evaluación: de forma que se sientan partícipes de su propio proceso
de enseñanza y le permita adquirir una actitud crítica y responsable.
Aprovechamos este momento para desarrollar una capacidad más, porque la
evaluación constituye otra situación de aprendizaje y no un elemento estanco
dentro de nuestras programaciones.
·
La evaluación ha de ser continua: consiste en
una atención continuada a todas las manifestaciones de los alumnos, que nos
sirva para comprobar y mejorar la acción educativa. Se parte de una situación
inicial y se pretende conseguir cambios en la conducta del alumno. Pero a estos
cambios no se llega de forma inmediata, sino por etapas, Cada etapa presenta
unos objetivos concretos y el logro de estos condiciona los objetivos finales.
3. Instrumentos de evaluación
En Educación Física se habla de
dos grandes tipos de valoración: objetiva y subjetiva; y de dos técnicas de
valoración o medición: cuantitativas y cualitativas.
Dada la diversidad de
actividades que tienen cabida en el currículo de la Educación Física no es
imprescindible la utilización de ambos tipos.
Siguiendo las bases de la
evaluación continua, el seguimiento de los alumnos se llevará a cabo
registrando la información en una ficha para toda la etapa de enseñanza
primaria. En ella aparecerán informaciones referentes a:
·
Datos de escolarización.
·
Observaciones médicas.
·
Evolución antropométrica.
·
Desarrollo de habilidades y destrezas
motoras
·
Desarrollo de hábitos y actitudes
psicoafectivas y sociales
·
Resumen de las evaluaciones realizadas
·
Asistencia
·
Registro de incidentes y sucesos a lo largo
de la escolaridad
·
Registro de las acciones tutoriales
realizadas tanto con el alumno como con los padres.
A continuación veamos cómo se
valorarán y qué instrumentos se utilizarán para cada uno de los ámbitos que se
han de evaluar:
Ámbito motor
·
Estructuras: sabemos que el correcto
funcionamiento de las estructuras es decisivo en cualquier manifestación
motriz. En este sentido anualmente procederemos a medir y pesar a los alumnos
con el fin de constatar una evolución normal. Para ello es interesante dentro
de nuestra labor investigadora que tracemos un gráfico por edades y sexos de
los datos recogidos. De igual modo comparando las sucesivas generaciones de
alumnos que vamos teniendo podremos obtener un perfil evolutivo. Si bien las
tablas pediátricas son interesantes, no lo es menos cuando a los padres se le
informa comparando a sus hijos con los de su entorno, Pero más importante que
saber si el niño es alto o bajo, lo que nos importa es informar a los padres si
va creciendo los centímetros que ha de crecer y si la relación con el peso es
adecuada o no.
·
Cualidades físicas: se realizará una
valoración cualitativa en base al análisis desde dos perspectivas:
* Progreso del alumno respecto a sí mismo
* progreso del alumno respecto al grupo
* progreso del alumno respecto al grupo
No debemos caer en la tentación
de realizar una evaluación centrada exclusivamente en este ámbito utilizando
los típicos test con criterios de medición cuantitativa y normativa. Muchos
profesores los utilizan con el ánimo de darle una valoración objetiva al área.
Con ello se pierde el control del desarrollo individual de cada alumno, además
de ser un instrumento de poca fiabilidad. Con dos o tres sesiones semanales, y
con las circunstancias que pueden incurrir a la hora de la medición:
climatológicas, estado de ánimo, enfermedad, argucias de los alumnos para
mejorar su nota, realización de más o menos actividad física fuera del horario
escolar… y sobre todo que la mejora viene generalmente más producto del desarrollo
madurativo que de la intervención docente.
·
Habilidades motrices: se han de evaluar
tanto el nivel de habilidad como el grado de aplicación a situaciones reales de
juego. La observación y su registro en listas de control es el mejor
instrumento de evaluación. Es conveniente secuenciar de forma sistemática la
calidad y precisión de cada una de las habilidades para poder tener una
información certera del nivel de capacidad de cada alumno y registrar los
avances de cada uno.
Ámbito afectivo- social
No cabe duda que éste es el
ámbito más difícil de valorar de forma sistemática, y generalmente se deja a la
apreciación subjetiva del docente. Si hemos considerado que a través de la
Educación Física se generan múltiples situaciones de aprendizaje y por la
propia especificidad del área se pueden observar gran cantidad de actitudes en
los alumnos, en referencia a sí mismo y en su relación con los demás, no
podemos desaprovechar la oportunidad de intervenir actuando y registrándolas.
Para ello sería conveniente elaborar listas de control para llevar un
seguimiento de actitudes y hábitos. Tan importante o más es que el alumno sepa
qué actitudes van a ser valoradas y ellos mismos participen en el registro, de
manera que tomen conciencia de su importancia, que el seguimiento sistemático
en si. En este sentido en el marco escolar y en el desarrollo de nuestra área
estas podrían ser las actitudes a valorar:
·
Respeto de las reglas
·
Deportividad: saber ganar y perder
·
Aseo personal tras la actividad física
·
Juega con niños del otro sexo
·
Esfuerzo personal
·
Respeto a los compañeros
·
Interrupciones de clase
·
Respeto del material e instalaciones
·
Realización de actividad física
convenientemente equipado
·
Seguridad y confianza en sí mismo
·
Espontaneidad
·
Valoración del trabajo bien realizado
·
Actitud crítica
·
Etc.
Ámbito cognitivo
En éste ámbito lo que podemos
ponderar son aspectos referentes a:
·
Conocimientos generales que se derivan del
marco teórico del área. La Educación Física es movimiento y a través de él se
desarrollan todos los aspectos de la formación integral del alumno, pero soy
consiente de que hay muchos Centros que carecen de instalaciones cubiertas para
cuando el clima es desfavorable. En estos casos se pueden tratar temas
relacionados con la salud o el deporte. Para ello se pueden utilizar pruebas
objetivas de forma ocasional, o la realización de trabajos de investigación.
·
La observación de la conducta motriz del
niño, o sea del ejercicio consciente de un movimiento inteligente, en cuanto
percibe, toma una decisión y la ejecuta, Se podrá observar fundamentalmente a
través del juego.
·
El desarrollo creativo y estético
manifestado a través de la expresión corporal. Atendiendo la originalidad, la
fluidez, la flexibilidad y la estética de sus conductas derivadas de la
relación cuerpo y movimiento como medio de expresión. Observaremos conductas
previamente fijadas.
4. Evaluación del proceso
Generalmente los docentes
tendemos sólo a evaluar a los niños, achacándoles los fracasos a ellos y
poniéndonos medallas con sus éxitos. Pero realmente para el proceso de
enseñanza-aprendizaje intervienen diversos factores que se han de evaluar de
igual modo. La administración educativa suele realizar evaluaciones globales de
forma esporádica, a los profesores no suelen agradarle ni los resultados suelen
mejorar la práctica educativa. Por tanto debemos ser nosotros mismos quienes en
un ejercicio de autoanálisis pongamos en tela de juicio nuestra labor personal
y la de nuestro Centro Educativo.
A los alumnos como protagonistas
de este proceso hay que darle participación. ¿Tan difícil es asumir nuestra
responsabilidad? Con nuestras virtudes y defectos debemos afrontar la opinión
de los niños. Posiblemente realizar cambios drásticos sea complicado, pero si
nos lleva a mejorar algo nuestra práctica iremos avanzando y ellos valorarán
nuestro esfuerzo. Con sencillos cuestionarios podremos conocer que piensan
nuestros alumnos de nosotros, de nuestra forma de ser y de impartir las clases,
de los juegos o deportes que utilizamos, de cuales son sus intereses, de qué
aspectos debemos mejorar.
Llevando un diario de clase
podremos analizar al final del curso, cuantas sesiones hemos realizado, las que
no se han dado por cuestiones imprevistas, que grado de aceptación o de
intensidad han tenido cada una de las sesiones, en definitiva nos sirve para
realizar una memoria que nos sirva para readaptar nuestra programación al año
siguiente. En la búsqueda de la mejora estará el perfeccionamiento del proceso
de aprendizaje.
5. La recuperación
Se entiende como un proceso que
consta de varias vías, en función de la atención que se deba dar, de forma
particular, a cada niño o grupo dependiendo de sus carencias o dificultades:
·
Si el error puede subsanarse en la propia
dinámica de la clase, se debe realizar de forma inmediata (retroalimentación)
·
Cuando la deficiencia es mayor como
consecuencia de un retraso madurativo leve, no hemos de preocuparnos en exceso
porque disponemos de varios años para el logro de los objetivos. Recordemos que
nuestras metas son a largo plazo.
·
En caso de retrasos motores moderados o
severos, alumnos con necesidades educativas especiales, se deberán tomar
medidas concretas para que alcancen el máximo desarrollo dentro de sus
posibilidades. Para ello además de las sesiones con el resto de los compañeros
se deberían realizar otras de apoyo individualizadas. La motricidad es tan
necesaria para un niño con necesidades educativas especiales como el leer y
escribir. Si para éstos aprendizajes existen apoyos en nuestros Centros, por
qué no en Educación Física.